¿Conocemos realmente cómo se comporta el consumidor actual?

¿Sabemos qué le mueve a consumir?

¿Qué le impulsa, qué le motiva?

Cuando cada mañana empresarios y comerciantes abren sus negocios están lanzando al mercado mensajes con forma de productos o servicios para ser consumidos por individuos dispuestos a consumir.

Podríamos decir que el comportamiento del consumidor es lo que se hace al buscar, comprar, utilizar, evaluar y desechar productos y servicios que se espera que satisfagan sus necesidades.

Si lo enfocamos en la manera en que los consumidores y las familias o los hogares toman decisiones para gastar sus recursos disponibles (tiempo, dinero, esfuerzo) en artículos relacionados con el consumo, deberíamos hacer una reflexión sobre hasta qué punto llegamos a conocer a quien van dirigidos nuestros productos no olvidando nunca que cada consumidor es único aunque con la constante de que todos son consumidores.

Dicho así podría resultar un trabalenguas o algo difícil de asimilar, pero sería conveniente pararnos a pensar qué deberíamos entender para así poder prever los hábitos del consumidor en el mercado, ocupándonos no sólo de lo que compran los individuos sino también de por qué, cuándo, dónde, cómo y con qué frecuencia lo hacen.

No olvidando que el consumidor es un individuo, debemos tener siempre presente que como tal posee metas y necesidades para cubrir. Es aquí donde debemos profundizar, en llegar a discernir cuál es la fuerza que nos impulsa a todos al consumo, en intentar dilucidar qué necesidades tiene nuestro consumidor pendientes de cubrir y son las que le van a impulsar tiñendo de motivación el acto de consumir.

Uniendo estos y otros elementos, se puede llegar a hacer que el consumidor aprenda lo que nosotros queremos transmitir. Conjugando la motivación a modo de estímulo para hacer que se involucre en la búsqueda de información hacia un producto o servicio, a la vez que enviamos señales para mover su comportamiento en la línea que nosotros deseemos, obtendremos unas respuestas que variarán según la manera en que hayan sido reforzadas previamente mediante la publicidad o campañas de promoción.

Todo esto bien pareciera una cuestión difícil de conseguir, pues no solamente hay que centrarse en el individuo en si sino también en el entorno social en que nos movemos.

Nos encontramos ante una realidad, ante un campo digno de profundizar y ante una reflexión que no debiera caer en vacío ya que de ello dependería el futuro de nuestra economía personal. Con las herramientas y el apoyo necesario se lograrían los resultados óptimos para entender y saber llegar a un mercado cambiante fruto de los movimientos económicos, de los cambios en la manera de concebir el mercado.

No olvidemos que todos somos consumidores también.

Autor: Pilar Tejero

Psicóloga

Pilar Tejero está alojada en Fabrica de Empresas. Si quieres más información escríbenos a: hola@fabricaempresas.com